Sensaciones como estrés, angustia, ansiedad o depresión, derivados del cambio de hábitos alimenticios, por lidiar con el tráfico de las grandes ciudades, ayunos prolongados, entre otros, pueden causar alteraciones emocionales que repercuten directamente en la salud del aparato digestivo.
Ramón Carmona, especialista en Gastroenterología y Endoscopia del aparato digestivo, mencionó que una de las principales causas de consulta no sólo en gastro sino también en medicina general, ginecología y pediatría, es el Síndrome de Intestino Irritable (SII), denominado también colon irritable y popularmente conocido como colitis nerviosa.
Este padecimiento no respeta edades; en niños puede presentarse desde la edad escolar cinco a 12 años, en adultos jóvenes es una de las causas más frecuentes de enfermedades digestivas y en general aproximadamente el 60-75% de los afectados son mujeres, cuatro mujeres por un hombre lo padecen, aunque no hay causa aparente que explique dicha relación por sexo.
El especialista mencionó que el SII tiene tres síntomas fundamentales: distensión abdominal (inflamación), dolor y alteración en las evacuaciones, es decir, cambios en la frecuencia o en la forma de las evacuaciones (estreñimiento o diarrea o alternancia entre estas dos).
El problema del SII es que afecta significativamente la calidad de vida de quien lo padece, pues propicia menor desempeño o productividad laboral por ausentismo, asimismo demandan mayor atención médica.
EL SII no es curable, pero se controla, la atención médica es necesaria sobre todo para descartar enfermedades de otro tipo que se pueden manifestar de manera similar; es necesario contar con un tratamiento correcto que elimine los síntomas, así como cambiar los hábitos de vida, no sólo de alimentación.
“Probablemente habrá casos donde el paciente esté más preocupado por tratar la diarrea o el estreñimiento, en estos casos se debe evaluar de acuerdo a las necesidades el tipo de medicamentos que puedan complementar el tratamiento” mencionó Carmona.
Sobre las emociones, agregó que es complicado tener control sobre ellas, sin embargo, es necesario cambiar algunos hábitos: evitar largos periodos de ayuno, reducir alimentos irritantes o de larga digestión, eliminar de la dieta aquellos alimentos que produzcan intolerancia, no abusar del uso de antiinflamatorios o de laxantes, tener actividad física, descansar apropiadamente, no fumar y moderar el consumo de alcohol.