La curiosidad y el deseo de conocer nuevas experiencias llevan a los casi 22 millones de adolescentes de 15 a 19 años en México a iniciar su vida sexual y enfrentar el riesgo de un embarazo no planeado: de ahí que se registren siete mil nacimientos semanalmente entre esas menores, situación que lleva a las jóvenes parejas a enfrentar retos que afectan su salud, educación, proyecto de vida, relaciones sociales, culturales y económicas.
Josefina Lira Plascencia, coordinadora del Capítulo de Adolescencia del Colegio Mexicano de Especialistas en Ginecología y Obstetricia (Comego), afirma que en materia de salud reproductiva esa población adolescente enfrenta una ambivalencia, dado que si bien del total de los embarazos en mujeres adolescentes 50% no fue deseado, el resto sí fue planificado bajo la idea de mejorar su condición de vida al lado de una pareja.
En el marco de la Semana Nacional de Salud de la Adolescencia, la especialista indica que tan solo en 2014 se reportaron 372 mil 782 nacimientos en este grupo poblacional y “24% reportó tener una vida sexual activa, por lo que el embarazo adolescente es solo uno de los riesgos a los que se enfrentan las jóvenes si no reciben una orientación sexual adecuada, ya que muchas tienen relaciones íntimas por deseo, por curiosidad e incluso para satisfacer una necesidad afectiva”.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Población (Conapo) en 2014 poco más de la mitad de embarazos en adolescentes fue deseado, puesto que entre las mujeres embarazadas de 15 a 19 años 51.5% afirmó haber planeado su maternidad. No obstante, si bien el deseo de ser madre fue uno de los motivos por los que 18% de las adolescentes decidieron no utilizar un anticonceptivo en su primer encuentro sexual, otro 33.5% indicó que no planeaba tener relaciones sexuales, 17.8% no creyó embarazarse y 17% no conocía o no sabía dónde conseguir un método de planificación familiar.
Estigma y discriminación
“Las madres adolescentes con frecuencia son estigmatizadas y sufren discriminación, desaprobación, rechazo familiar y social”, expone a su vez Míriam Negrín Pérez, integrante de la Federación Mexicana de Colegios de Obstetricia y Ginecología.
Añade que el embarazo adolescente es un problema poblacional que amplía las brechas sociales y de género: a pesar del conocimiento de métodos anticonceptivos, los embarazos en adolescentes se incrementan en México.
La también vocal de Proyección Comunitaria de Comego destaca que aunque existe un considerable conocimiento entre los adolescentes acerca de la existencia de los distintos métodos anticonceptivos disponibles, desconocen el uso correcto de los mismos ya que, por ejemplo, las píldoras anticonceptivas son el segundo anticonceptivo más conocido (antecedido solo por el condón masculino), donde 94.9% indicó saber sobre su existencia pero solo 14% conocía sobre su utilización correcta, situación que favorece el riesgo de un embarazo no planificado.
la Dra. Josefina Lira.alud de la madre y el producto"urrenn adolescentes, pues ntos mmil adolescentes"Es necesario hacer énfasis en que el embarazo adolescente es un problema de salud pública debido a que complicaciones como infecciones genitourinarias, nacimiento pretérmino y preeclampsia ponen en riesgo la salud de la madre y el producto. Y dentro de las principales causas de muerte adolescente se encuentra la preeclampsia, las muertes maternas indirectas y las hemorragiasla Dra. Josefina Lira.alud de la madre y el producto"urrenn adolescentes, pues ntos mmil adolescentes”, destaca Negrín Pérez.
Junto con las implicaciones de salud materno-infantil, agrega, las consecuencias del embarazo adolescente son también sociales, debido a que entre las niñas y adolescentes hay mayor deserción escolar y falta un proyecto de vida. Asimismo, es más probable que las madres adolescentes abandonen sus estudios, lo que limitará sus ingresos y desarrollo personal, por lo que son propensas a replicar el ciclo de pobreza.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) alrededor de 16 millones de adolescentes dan a luz anualmente, lo que representa cerca de 11% de todos los nacimientos, de los que 95% ocurre en países en desarrollo y nueve de cada diez dentro de un matrimonio o unión.
Datos del Banco Mundial revelan que América Latina y el Caribe tienen una tasa de embarazo de 72 nacimientos por cada mil mujeres de 15 a 19 años; en África Subsahariana es de 108; en el sur de Asia, 73, y en Suiza solo seis por cada mil mujeres.
“Además del desconocimiento sobre el funcionamiento de los métodos anticonceptivos, muchos adolescentes no tienen una educación sexual apropiada ni acceso a métodos para el control de la fertilidad, por lo que debemos fortalecer las acciones educativas en salud sexual y reproductiva, así como brindar orientación respecto a dónde pueden contar con opciones para la planificación familiar como una estrategia efectiva para la prevención del embarazo en adolescentes”, afirma Josefina Lira.
Por último, resalta que la falta de acceso a información y a servicios de salud sexual y reproductiva amigables con los jóvenes y adolescentes propicia que no haya una educación sexual adecuada, puesto que la existencia de métodos anticonceptivos no garantiza su uso, por lo que es primordial que instituciones de salud, sociedad y gobierno reconozcamos sus derechos sexuales y así podamos disminuir el número de madres adolescentes en el país.