DEL ATTACHÉ AL TE CACHÉ

No podríamos pecar de ingenuos ante un escenario donde mucho se juega.

Foto: Especial
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Todo menos politica
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Por Guillermo Deloya

En cualquier negociación, sobre todo aquellas de tipo comercial, es un principio inseparable la búsqueda del máximo rendimiento a favor de las partes negociadoras. Tal ímpetu muchas veces lleva al exceso de incurrir en lo que en términos legales se denominan vicios ocultos. Estos vicios redhibitorios se refieren a que en el momento de la compraventa no son reconocibles ciertas características que constituyen defectos no pactados. Traducido a lo que en días recientes ha ocurrido en materia del TMEC esto es a lo que podría asemejarse la desagradable sorpresa que parecía una celada con carácter de sorpresiva por parte de Estados Unidos sobre lo negociado en materia laboral.

Si recapitulamos se hará justicia en saber que en ningún rincón de lo pactado a nivel de negociaciones ejecutivas, y ratificado en el Senado mexicano, se encuentra cláusula alguna en la cual se acepte la participación de inspectores o agregados provenientes del extranjero. Lo anterior a efecto de constatar el buen devenir y funcionamiento de las reformas laborales. Se negoció una adenda que pretendió subsanar los puntos que, a dicho de los estadunidenses, representaba un impedimento en el camino de la ratificación por parte de su país.

Sin embargo no podríamos pecar de ingenuos ante un escenario donde mucho se juega. No creo que los afamados attachés laborales, quienes se encontrarán adscritos como agregados a la embajada norteamericana, vivan una vida de pasividad y recato en medio de un ambiente de franca injerencia sobre la vida nacional por parte del presidente que más amagos ha hecho contra nuestra nación. Donald Trump es un político agresivo y arrojado; siempre lo ha sido, ya sea como empresario o como primer mandatario del país más poderoso del mundo. A veces parece que todo lo que necesita es meter el pie dentro de la casa para pasar sin traba hasta la cocina del hogar. Este es un tema que le interesa especialmente y por ello ha reflejado dicha intención en la redacción del TMEC mismo.

Momento

Aquí cabe preguntarse si en verdad se respetará, como lo ha expresado Robert Lighthizer, el desapego absoluto de los cinco nuevos agregados laborales hacia la implementación de la reforma laboral y de la vida industrial-comercial. ¿Será que en verdad no contarán con facultades de supervisión de facto?, o ¿es posiblemente esta visoría una ventana proveedora de pretextos para nuevos y futuros amagos contra México?

Hay que ser igualmente justos y equilibrados en saber que la forma en que se encuentra detallada la solución de conflictos de tipo laboral entre los países firmantes es la instalación de paneles de expertos. Aquí, en caso de que se configuraran prácticas laborales violatorias del acuerdo, tales como coerción para la formación de sindicatos, malos tratos laborales y abusos de dirigencias o empleadores, lo que opera es un mecanismo de designación cruzada de los expertos en la materia. Es decir, México escogería norteamericanos, los norteamericanos a los mexicanos y la resolución propuesta se decidiría por expertos de un tercero ajeno al conflicto. Lo que se entiende de esto es que difícilmente puede aventajarse por una parte o por otra en un proceso de solución de conflictos laborales de este tipo, pero por igual aquí cabe la reflexión final.

Estados Unidos siempre se caracterizó por su intento de imponerse a través de su historia en la relación bilateral con nuestro país. Este no dista de ser un mecanismo que estaría inmerso en una estrategia medida por parte de nuestros vecinos. ¿Qué tanto estos agregados se constituirán como empeñosos informantes del actuar de las empresas mexicanas involucradas en la relación comercial? Asimismo debemos saber que quienes potencialmente pueden iniciar demandas y quejas en la materia son dos instancias a las que se proveería de dicha información: el Consejo Independiente de Expertos Laborales y el Comité de Interagencias en Materia Laboral. Y no preocupa que se informe sino con qué giro e intención se haga.

Estamos en un momento crucial para impulsar el desarrollo del país mediante un tratado histórico. Ojalá no se complique la relación fructífera con supuestos e información tendenciosa que solo distorsiona y no fructifica. ¡Aquí no hay nada en qué cacharnos, señores!

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