Las miradas de Cristina Kahlo

Sobrina-nieta de Frida Kahlo, y descendiente también del fotógrafo Guillermo Kahlo, Cristina hace de la mirada su objeto de estudio.

Hector González
Todo menos politica
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Sobrina-nieta de Frida Kahlo, y descendiente también del fotógrafo Guillermo Kahlo, Cristina hace de la mirada su objeto de estudio
Foto: Internet

De la mirada nace el arte. Al menos para la fotógrafa Cristina Kahlo (Ciudad de México, 1960), cuyo proyecto más reciente es Convivencias, que se expone en el Museo Nacional de San Carlos: “Quería captar la forma en que todo convive en un espacio”.

La muestra, inscrita en las conmemoraciones por los 45 años del recinto, reflexiona sobre la forma en que el espectador se relaciona con la obra observada. “Me interesaba indagar alrededor del vínculo entre visitante y las piezas artísticas”.

Uno de los ejercicios protagónicos del montaje se compone por 45 miradas sobre el Museo de San Carlos. “Invité al público a posar ante la cámara. Son retratos de 45 asistentes; el número coincide con los años que el recinto lleva en funcionamiento”.

La artista usa su cámara como un espejo a través del cual refleja al observador. “Cada asistente forma parte de un proceso creativo y mi intención era convertirlo en parte de una obra que habita al museo”.


Su proyecto es una invitación al diálogo entre un sitio que impone respeto —y distancia— y una persona. “Me interesa acercar una estructura casi siempre alejada, a una mirada sobre lo que nosotros mismos observamos. Los museos cumplen una función de conservar, preservar y difundir la obra que contienen, pero sin el espectador su labor sería incompleta”.

Sobrina-nieta de Frida Kahlo, y descendiente también del fotógrafo Guillermo Kahlo, Cristina hace de la mirada su objeto de estudio y a partir de él construye un mosaico de interpretaciones. “Todo es según el color del cristal con que se mira es una pieza que me permite mostrar que todos vemos de forma diferente. Podemos ver un dibujo o una obra y procesarla intelectualmente, pero siempre hay un sesgo emocional que interviene en la forma en que la asimilamos”.

Trabajar sobre la observación es trabajar sobre la fotografía. “La cámara y la luz como elementos me interesan mucho. Hago referencias a los negativos, hay cajas de luz, diapositivas, cosas que nos remiten a la fotografía considerada antigua. Algunas imágenes tienen forma circular, no solamente en referencia a la pupila sino al diafragma de la cámara”.

Privilegios

Si a través de sus 45 miradas abordó el retrato, hace de su reinterpretación de la demencia de Isabel de Portugal un vehículo para proyectar la negación de quien no quiere ver: “Entre ambos ejercicios establezco un juego de símbolos y palabras”.

Sin ortodoxias, la artista se vale de cuanto recurso tiene a su alcance. Combina técnicas digitales con analógicas, e incluso interviene imágenes manualmente. “Hay diferentes formas de trabajar en torno de un mismo tema. Intervenir una fotografía siempre ha sido válido, no es algo nuevo. A final de cuentas es un privilegio actual, porque la fotografía se puede trabajar desde muchos aspectos”.


El catalán Joan Fontcuberta señala que hoy día estamos rodeados por una inmensa cantidad de fotografías y que la necesidad artística de la disciplina debe apuntar a reapropiarse de las existentes mediante la intervención. “Es cierto que vemos miles de imágenes diarias. Nunca se habían tomado tantas fotografías como ahora; el teléfono es la cámara más usada. Hoy el trabajo de autor consiste en no solo hacer una buena foto, sino que además la imagen tenga una intención y genere una lectura”, argumenta Kahlo.

Su interés por la disciplina se remonta a cuando tenía diez años. Su padre, Antonio Kahlo, era aficionado a la cámara, aunque nunca la explotó profesionalmente. A ella le tocó ayudarle a revelar las placas; recuerda que la mezcla de los químicos le parecía algo mágico.

Tiempo después estudió en la Escuela Activa de Fotografía y desde entonces construye una carrera que la ha llevado a exponer en Alemania, Francia, Estados Unidos, Suiza y Dinamarca, además de México. Sus ejes temáticos más identificables son la mirada y la geometría. “Consolidar un lenguaje personal es lo más difícil en cualquier rama creativa. Uno puede dominar la técnica, pero si no hay una interpretación personal o un lenguaje del artista, no se puede”.

La propuesta plástica de Cristina Kahlo abreva de su entorno. “Mi lenguaje visual se alimenta de muchas cosas: literatura, música, pintura... Todo influye a la hora de desarrollar una idea personal. Es por ello que Convivencias habla de mis trabajos anteriores. Aquí se conjugan cosas que he trabajado”.

Son conocidas sus tomas sobre museos y espacios arquitectónicos como la Casa Luis Barragán. “Para mí, la arquitectura es una suerte de escultura que se transforma a lo largo del día. Me gusta trabajarla porque permite rescatar la geometría que uno descubre en las luces y las sombras. Mi siguiente proyecto es alrededor de los viajes de Marco Polo, pero dentro de los viajes está inserta la geometría, que para mí es la representación más perfecta de la matemática y de la naturaleza”.