Más allá del hallazgo de agua en Marte

La probable presencia de un ciclo hidrológico en ese planeta abre un sinfín de posibilidades para la investigación y reconstrucción de su historia

 Agua en Marte
Foto: AP
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Si bien desde hace décadas se han identificado huellas hídricas en Marte, tanto a nivel geológico como atmosférico, mineralógico y geoquímico, los últimos hallazgos presentados por la Agencia Espacial estadunidense (NASA) en relación a que en el planeta rojo fluye agua en estado líquido abren nuevas vertientes de investigación.

El descubrimiento de un grupo de investigadores encabezado por Lujendra Ojha, del Instituto de Tecnología de Georgia, en Atlanta, con base en datos enviados por la sonda Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), que orbita a Marte, mostró huellas de minerales hidratados en las laderas marcianas donde se observan raros surcos.

Estos surcos o vetas oscuras parecen ir y venir con el tiempo, se oscurecen y fluyen hacia abajo por laderas empinadas durante las estaciones cálidas para luego desvanecerse en las temporadas frías.

Al parecer los minerales asociados a estas corrientes son percloratos, un tipo de sal que reduce el punto de congelación del agua de 0 a -70º C y que provoca que el agua salada pueda existir en la superficie del planeta rojo con más estabilidad, ya que la presión atmosférica de Marte es tal, que el agua se encuentra en el punto triple; es decir, cualquier cambio mínimo de presión o temperatura ocasiona que toda el agua pase de un estado a otro.

Interrogantes

Todavía se desconoce cuál es el proceso que genera el agua líquida que precipitó los percloratos y cloratos identificados en los cauces marcianos, pero las imágenes mostradas refuerzan la idea de la existencia de un ciclo hidrológico actual en Marte; un ciclo, además, estacional.

El hallazgo de agua salada en esas zonas del planeta es increíblemente importante, ya que se podrían determinar los procesos y mecanismos que representa su existencia y los paleoambientes y condiciones de habitabilidad diversa que esta define para Marte.

Si se demostrara su existencia, dicho ciclo hidrológico implicaría que Marte está realmente activo; no como la Tierra, pero sí con la capacidad de generar modificaciones, aunque sean ligeras, de su superficie. Algo que también tiene implicaciones muy importantes en el contexto de la habitabilidad y búsqueda de vida.

Diversos microbiólogos afirman que es un avance fascinante por lo que significa en cuanto a la posibilidad de que haya microbios vivos en ese planeta. Gracias al estudio de los extremófilos en la Tierra —aquellos microorganismos que viven en condiciones extremas—, se conoce que algunos de estos seres vivos no solo sobreviven sino que incluso prosperan en condiciones muy áridas, muy salinas o en cualquier caso extremo en comparación con lo que es habitable para un ser humano.

Similitudes

La presencia de agua en Marte es además indicativa de una teoría más inmediata y que cada vez se torna más en una realidad: que Marte fue hace millones de años un planeta azul muy similar a la Tierra.

Los geólogos, astrónomos y planetólogos estudian el comportamiento y evolución de nuestro planeta dentro del conjunto de lo que llaman los “planetas terrestres”: Mercurio, Venus, Tierra y Marte.

Y es este último, a pesar de sus evidentes peculiaridades, el que presenta más similitudes con nuestro entorno. A saber, un ciclo hidrológico e hidrogeológico como los terrestres durante sus primeros mil millones de años.

La cuestión es que cada nueva evidencia de que nuestro planeta vecino tuvo algún día las condiciones de habitabilidad que nos permiten vivir en la Tierra plantea inevitablemente preguntas, como: ¿qué pasó? y ¿podría suceder también en nuestro planeta?

Protección

Hay además una implicación importante: la exploración humana de Marte parece ahora más sencilla. Disponer de agua salada sin importar su salinidad es un paso relevante para reducir el costo de una misión hacia el planeta rojo y para aumentar la resistencia de las posibles actividades humanas que se pretendan desarrollar allí. A partir de este hallazgo, se puede intentar descubrir si existe algún tipo de red de acuíferos bajo la superficie marciana.

No obstante, otra consecuencia interesante del reciente descubrimiento es que las agencias espaciales tendrían que analizar en detalle dónde establecer sus futuras sondas y robots. Las normas aceptadas internacionalmente para el espacio establecen que las misiones tienen que ser precavidas a la hora de mandar una nave a un lugar donde sea posible que haya agua líquida, ya que la protección planetaria indica que un aparato no se puede esterilizar lo suficiente para garantizar que no contamine el lugar.

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