A Joao Luis Silva Ferreira (Salvador, Brasil, 1949) se le conoce como Juca Ferreira. Sociólogo egresado de La Sorbona de París ha hecho carrera dentro de la gestión cultural y de medio ambiente en su país: en 2003 el ministro de Cultura y músico Gilberto Gil lo invitó a ser su mano derecha; cinco años después el presidente Lula da Silva lo nombró titular de la dependencia, y hoy encabeza la política cultural de Sao Paulo.
A lo largo de su trayectoria dentro de la función pública, Ferreira se ha distinguido por desarrollar planes y proyectos encauzados a promover la diversidad brasileña. “Lo que daña a nuestra sociedad es la desigualdad y la exclusión”, señala durante su reciente visita a la Ciudad de México para participar en la conferencia sobre políticas culturales organizada por el Museo del Chopo.
Para él lo esencial es desarrollar mecanismos a través de los cuales se dignifique la calidad de vida entre los individuos: “La violencia es un síntoma de la enfermedad, no es la enfermedad en sí misma”.
Si se quiere atenuar sus afectos, dice a Vértigo, debe privilegiarse la cultura: “Promueve el crecimiento del individuo, crea sentido de pertenencia y hace que la gente se sienta orgullosa de formar parte de un país y una comunidad”.
La experiencia brasileña, señala, es similar a la mexicana en tanto que ambas naciones cuentan con una amplia diversidad cultural que, a su vez, se ha visto perjudicada por contenidos foráneos que dominan los patrones de calidad.
Durante su periodo en el Ministerio de Cultura de Brasil puso énfasis en la difusión de la diversidad étnica. “Es importante que países como los nuestros diseñen políticas incluyentes. Solemos excluir a las comunidades indígenas de identidad nacional”.
A su gestión le tocó adherir a estas minorías a las políticas culturales. Crearon una Secretaría de la Diversidad y las Identidades. “Hoy los pueblos indígenas tienen acceso a todos los bienes y beneficios del ministerio. Es responsabilidad del gobierno promover, divulgar y fortalecerlos. Nos parece importante que la gente se sienta orgullosa de su raíz y que a la vez se sienta parte de un tejido social más complejo”.
Brasil fue, de hecho, uno de los primeros países en firmar el tratado de diversidad cultural promovido por la Unesco. “Actualmente intentamos traer a nuestra política los principios de la construcción de sociedades plurales culturalmente, a fin de estimular la convivencia de un diálogo interno”.
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