Nuevo disco de Pablo Reyes

Quien piense que la música nacional carece de variedad, debe bordear por los horizontes de la música independiente: con un poco de paciencia y buen tino podrá encontrarse con Hojarasca, el nuevo disco de Pablo Reyes.

Pablo Reyes, músico mexicano
Foto: Internet
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Por Héctor González
hcgonzalez@revistavertigo.com

Quien piense que la música nacional carece de variedad, debe bordear por los horizontes de la música independiente: con un poco de paciencia y buen tino podrá encontrarse con Hojarasca, el nuevo disco de Pablo Reyes.

Grabado durante 2011, en medio de una gira por el país, Reyes —quien actualmente radica en Rótterdam— ingresó al estudio de Cubeta Records para dar forma a un conjunto de canciones.

“El año pasado hicimos una gira autogestionada. En 20 días dimos diez conciertos y durante ese periodo grabamos los temas. En un día hicimos todo; la energía que traíamos se plasmó en el material. El guitarrista Juan Francisco Fridman nos contactó con Gerry Rosado, de Discos Intolerancia, quien nos jaló para su catálogo”, explica el compositor en entrevista.

Acompañado por Bam Bam Rodríguez y el turco Ulas Aksunger, Reyes armó un trío ecléctico en sonoridad y alcance.

“El grupo tiene un contrabajista venezolano que porta pasaporte de Bélgica y que ha pasado media vida en Europa. El percusionista es turco, criado en Alemania y tuvo una hija con una venezolana; habla seis idiomas. Al final, la música es lo que nos lleva a todos”, señala.

Con influencias de jazz, música mexicana y brasileña, Hojarasca emerge como una propuesta cercana a ese rubro que los vendedores llaman world music. “No estoy de acuerdo con esa categoría, pero la uso porque me permite explicar en cinco minutos lo que hago. Siento que es una síntesis de lo que soy y he mamado desde niño. Quienes ponen etiquetas a los discos no son quienes los hacen; son los catalogadores o periodistas. Mi propuesta tiene jazz, canción popular, música mexicana y brasileña”.

Pablo Reyes proviene de una familia de artistas. Reconoce que se acercó a la música como un acto de rebeldía frente a su padre, el poeta Eduardo Langagne. “Vivir a la sombra de mi padre, que tiene su carrera como escritor, sería muy lamentable. Uno tiene que seguir su camino. No reniego de la literatura. Me gusta mucho. Incluso en los últimos años me he convertido en un lector apasionado”.

Influencias

De pequeño vivió en Brasil. Ahí descubrió el movimiento Tropicalia, encabezado por Caetano Veloso y Gilberto Gil. Durante aquellos años descubrió también la música latinoamericana. “Todo eso me marcó desde niño. Los domingos en casa me remiten a un fuerte aroma a café; mi padre tomando la guitarra y a José Alfredo, Consuelo Velásquez, Álvaro Carrillo…”

A partir de entonces, Pablo Reyes cultivó su devoción por la música. “Siempre quise cantar. Empecé con la guitarra para poder acompañar mis canciones. Estudié jazz en México, una especialidad en Ámsterdam y una maestría en Rótterdam”.

A lo largo de su formación se concentró en la ejecución instrumental e hizo a un lado, hasta ahora, su desempeño como cantante. “Llegó un punto donde me cuestioné sobre dónde había quedado el Pablo que procuraba en el principio. Una virtud y defecto de la academia es que te marca un camino muy trazado y muy específico”.

Con Hojarasca el artista marca un antes y un después. Sin hacer a un lado el jazz, género al que se había abocado en los últimos años, reconoce que regresa a sus orígenes: “La canción latinoamericana y la palabra se han vuelto el eje principal de mi trabajo, sin que esto quiera decir que hago a un lado la parte jazzística. El jazz se ha universalizado tanto, que ahora tiene la virtud de que todo mundo puede contribuir. La música del mundo surge como un movimiento nacionalista que aporta a las expresiones globales”.

Dentro de este canal de expresiones, Reyes se decanta por la naturalidad creativa y la espontaneidad —una deuda más con el jazz. “Jamás he dicho: ‘Voy a componer un tema con tal o cual característica’. Cuando así lo he hecho ha sido para un encargo televisivo o publicitario. Cuando compongo busco que sea lo más natural posible, aunque no niego que si durante una mañana estuve escuchando a Joao Gilberto o a Bach eso me influya”.

Sin desechar la posibilidad de estudiar un doctorado, el compositor reconoce que la instrucción académica y el crecimiento creativo no siempre van por el mismo rumbo. “La teoría y la academia son las herramientas básicas de un músico profesional. Me fui a Holanda para pulir el eje que ya tenía trazado. Lo que uno trae por dentro está ahí y no hay más. La academia no puede trazar tu creación. Las reglas son para romperlas por virtud y no por defecto”.

Actualmente, Pablo Reyes se encuentra en un momento de búsqueda. Si en Hojarasca se concentró en ritmos brasileños y letristas mexicanos, como Marcial Alejandro o David Haro, adelanta que para su próximo material se moverá por otros senderos.

“El próximo disco ya lo tengo. Se llamará Sonido de viento y se grabó en Holanda en noviembre de 2011. Es un disco que tiende más al jazz”.

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