La transición será gradual, indica

Fuerzas armadas son independientes de la política, afirma

Su muerte desató un examen global sobre la violencia policial

El presidente afirma que el manejo ha sido eficaz y con apoyo del pueblo

Prefiere la utilización de la Guardia Nacional para estas acciones

Estados Unidos requiere de liderazgo y Trump no ha demostrado capacidad para darlo, afirma

Siguen manifestaciones contra violencia policial

Fieles con mascarillas asistieron a la misa

Todo empezó con el rabioso grito: Tutti frutti all rootie, tutti frutti all rottie, tutti frutti all rootie, awopbopaloobop alopbamboom. No había tiempo para letras profundas acerca de marginación y denuncia —eso iba por cuenta del blues y el folk. Tampoco hacía falta el virtuosismo de los músicos de jazz. Monk, Coltrane, Armstrong, eran monstruos en un género genial, pero no apto para cualquiera. Corría 1955 cuando Richard Wayne Penniman, de nombre artístico Little Richard, hizo del piano un arma de artillería pesada y cambió el rumbo de la música pop. Creció escuchando a Bing Crosby y a Ella Fitzgerald en su natal Georgia. Procedía de una familia humilde. Conoció el racismo y la segregación de primera mano, al punto que acumuló la rabia suficiente para convertirse en el primer músico en hacer del rock and roll un arma a su favor.

La educación es el principio en el que descansan la libertad y el engrandecimiento de los pueblos.

Esta historia no tiene ningún parecido con la realidad actual, pero uno nunca sabe.

Millones de personas vuelven a sus actividades diarias de manera paulatina.