La historia Versión fiel a la obra de William Shakespeare, la historia comienza con una encarnizada batalla en la que Macbeth recibe una predicción: será rey. Ese simple empujón es lo que necesitaba para desatar toda una ola de traiciones y actos terribles para llegar hasta el trono de Escocia.
La reseña Adaptar a Shakespeare debe ser una complicación de proporciones épicas para un director de cine. ¿Cómo extrapolarlo a la gran pantalla sin ofender a los puristas? ¿Cómo respetar la obra y proponer algo nuevo al mismo tiempo? Muchos optaron por el escudo de la versión libre —léase Kurosawa, Luhrmann o, más recientemente, Joss Whedon—, pero pocos han tenido la valentía de ser fieles al texto original. Sobre todo con tan poca experiencia a sus espaldas como la que tenía el australiano Justin Kurzel antes de asumir el reto.
Y justamente esa fidelidad es la que la hace una propuesta tan original. En un mundo donde abundan las secuelas, precuelas, remakes, reboots y adaptaciones (en cuatro palabras: la falta de imaginación) esta muy ortodoxa Macbeth se siente como aire fresco. No es para todo el mundo: apuesta por una narrativa de voces en off combinada con el diálogo convencional; y rehuye la estética grandiosa que suelen tener este tipo de producciones.
Sin embargo está hecha con innegable gusto y con mucha valentía y cuidado. Kurzel, acompañado de la paleta de colores de la espectacular fotografía de Adam Arkapaw, diseñó un espectáculo visual fascinante. Apoyado en el inmortal e incuestionable poder dramático de la historia de Shakespeare, el realizador ofrece una propuesta visual interesante y oscura, aunque a veces parece importar más que la propia historia que está contando.
Eso sí, una cosa que queda fuera de todo cuestionamiento es la excelente interpretación de sus protagonistas: Michael Fassbender y Marion Cotillard, como pareja y de manera individual. Un trabajo impresionante que sostiene el peso de diálogos que con actores de menor talento se sentiría como un lastre.
Fascinante, compleja, sorprendente, extraña, poética, violenta, siniestra, densa... Así es Macbeth, una de las películas más arriesgadas y originales del año para bien o para mal.
Lo bueno La realización de Justin Kurzel, el respeto por el texto original y las poderosísimas interpretaciones de Michael Fassbender y Marion Cotillard.
Lo malo A ratos da la sensación de que le interesa más lo visual que la historia y el ritmo llega a ser demasiado denso.
¿Vale la pena verla? Si se busca un cine original, interesante y con excelentes actuaciones, absolutamente. Si, en cambio, van por una cinta palomera para pasar la tarde, mejor vean otra opción.