APRENDIZAJES PARA EL NUEVO APRENDIZAJE

“Actualmente las TIC no suplen los beneficios de la educación presencial”.

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Columnas
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Dos ciclos escolares truncos que provocaron rezagos para muchos insalvables en las capacidades de asimilación y aprendizaje. Madres, padres y tutores que deben sortear hondos retos para poder acompañar una modalidad de aprendizaje que les exige distraerse de su propia productividad. Jóvenes estudiantes con daños a nivel sicológico por la falta de socialización, la ansiedad del encierro y la incertidumbre en sus destinos son por mencionar muy pocos de los efectos perniciosos que tiene el cierre escolar indiscriminado.

No existe un llamado a la inconsciencia ni a la irresponsabilidad, pero sí es oportuna una actitud constructiva que tome como brújula la necesidad de transitar hacia un mejor sistema educativo ante la apertura que se aproxima. Todo lo asimilado desde la pandemia puede ser más un aliciente que un elemento retardatario en la calidad de la educación en México.

Mucho se ha dicho, y es una realidad palpable, que las condiciones físicas y de equipamiento escolar son sumamente precarias. Esta cuestión se vuelve fundamental cuando dentro de la infraestructura necesaria en una escuela a efecto de disminuir cualquier riesgo sanitario está la provisión de agua y su correspondiente desecho mediante drenajes. Notaremos cuán grave es la situación si recorremos los números correspondientes. La organización Mexicanos Primero establece que de un universo de 230 mil 424 escuelas para el nivel de educación básica existentes en el malogrado ciclo escolar 2019-2020 más de 41 mil de ellas no contaban con agua potable ni instalaciones hidrosanitarias adecuadas.

Estos datos se corroboran con lo informado por la Comisión Nacional para la Mejora Educativa en la Educación, organismo con autonomía técnica de creación reciente en el sexenio, el cual reconoce que para el mismo ciclo escolar mencionado tres de cada diez escuelas en nuestro país no cuentan con servicios adecuados en la provisión de agua y drenaje para un aseo satisfactorio. Si se expande el desglose hacia lo específico de los niveles educativos encontramos que 34.7% de las escuelas carece de estos servicios, al igual que en el caso de las secundarias donde la carencia se traduce en 29.8% de los planteles y finalmente, para el caso de la escuela media superior, 23.4% no contaba con las necesarias instalaciones.

Despabilarse

A más de un año de cierre es previsible que las condiciones físicas de las escuelas empeoraron por el deterioro que ocasiona la falta de uso y mantenimiento. Este panorama en consecuencia se traduce en un reto de proporciones agigantadas para un reacondicionamiento que se aleje de lo tradicionalmente cosmético y preste atención a la provisión de servicios que contribuyen a una sana convivencia en la comunidad escolar. La oportunidad, planteada en positivo, será destinar recursos presupuestales con mayor efectividad hacia una renovada y funcional infraestructura educativa. El esfuerzo de adecuaciones hace confluir a municipios, estados y Federación, además de la rectoría y supervisión de los comités de padres de familia.

Si pasamos a otra capa de reto y oportunidad en este reingreso presencial a clases, aun cuando las prioridades en ese cúmulo de escuelas con carencias fundamentales seguramente opacarán esta necesidad, no podemos dejar a un lado el procurar nuevas aproximaciones al acceso digital universal para la educación.

Organismos como la OCDE y el Banco Mundial ya se pronunciaron para el caso mexicano en este tema. Ahí debe estar ya inscrito en la agenda de prioridades para la educación el cierre de la brecha digital, con todas las implicaciones que ello conlleva.

Sin embargo, por igual se tiene claro en el ámbito mundial que las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son un auxiliar poderoso en el proceso de aprendizaje, pero en el momento actual no suplen los beneficios de la educación presencial. Así se expuso en la pasada reunión en Riad del Grupo de los 20 (G-20). Aún no se tiene total claridad del impacto que propicia la exposición prolongada y única por la vía de la educación digital.

Es cierta una aseveración que escuché hace poco: hay que despabilarse y vivir la vida con todos sus riesgos. Sumando a ello responsabilidad y preparación, será una forma virtuosa de reinaugurar la educación presencial en nuestro México.

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