CUANDO CALIENTA EL SOL

“México transita a contrapelo en la política pública del ramo”.

Columnas
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Quizás enclavado en un referente de aventura consumista tipo Animal Planet o quizá diluido en un lenguaje colmado de tecnicismos que alejan, pero los conceptos de “cambio climático y cuidado medio ambiental” parecería que pierden contundencia en un mundo cada vez más urbano.

Aun con las notorias lecciones atesoradas desde lo ocurrido con la pandemia, donde la naturaleza reclamó territorios y visibilizó su trascendencia, en nuestro país no existen planes integrales para paliar un problema que nos ha alcanzado.

Es urgente dimensionar el tamaño de esta dura complicación. Tan solo en el pasado año el promedio de incremento de temperatura en México se mantuvo 1.4% arriba de la media mundial. Tal medida se traduce en que somos oficialmente el país más afectado por el calentamiento global antropogénico, incluso en confines mundiales con características de sequía permanente y prevalencia de ambientes desérticos. Esta elevación de la temperatura provocó un déficit evidente de 20% menos precipitaciones pluviales en todo el territorio mexicano, enfáticamente en la zona media y norte de la República.

Las zonas de calor se mueven en nuestra geografía ocasionando migraciones obligadas de fauna endémica que muy probablemente esté condenada a la extinción en próximas décadas, además de procurar en paralelo cambios sustanciales en la agricultura que por igual se traducen en desabasto alimenticio. Los mares han subido un alarmante promedio de 20 centímetros en la zona de Yucatán y casi diez en el Pacífico mexicano en tan solo siete años. En tal ruta podríamos tener severos problemas de inundaciones costeras en los años venideros.

Urgente

Pero aun así, con tales dimensiones de entuertos, México transita a contrapelo en la política pública del ramo. De tal forma que los cambios recientes en el entramado legal, tanto en lo concerniente a los hidrocarburos como en lo relativo a la producción eléctrica, no son aliciente para conseguir la producción energética limpia tan deseada en el entorno. Nuestro país depende en 75% de vías de combustión fósil para la producción eléctrica. Se consumen en demasía gas natural, combustóleo y carbón natural para tales fines con lo que contribuye fuertemente a la emisión de Gases de Efecto Invernadero y deteriora en general las condiciones de explotación racional de nuestros ecosistemas. La producción por vías ecológicas parecería supeditada al favorecimiento de mercados de consumo de combustibles y al favoritismo ciego que tiene el gobierno federal por una política energética de creciente rechazo y abolición en el planeta. El planteamiento de metas tibias y nulamente novedosas en la reciente renovación de los compromisos del Acuerdo de París constituye una muestra de que no hay genuina ambición por favorecer al medio ambiente. Cuando solo se cumple con un requisito y se retoman los planteamientos de 2015 queda claro que no vamos hacia adelante para gradualmente revertir el enorme deterioro que tiene nuestro entorno.

En el marco de esta muy reciente celebración del Día Mundial de la Tierra es urgente innovar en la aproximación que deberíamos tener en el tema medioambiental. No es eficiente perderse en la retórica y el romanticismo y desapegarse de una realidad que bien puede proponer equilibrios productivos. El desarrollo armónico, la reactivación económica y la generación de prosperidad mediante innovación no están excluidas de ese cerco conceptual de cuidados al medio ambiente. Por el contrario, si pretendemos generar riqueza que a su vez se traduzca en mayores recursos para evitar la sobreexplotación y los abusos a nuestro entorno tendremos que fomentar una relación productiva y racionalmente equilibrada con la naturaleza. El diagnóstico sin acciones de corresponsabilidad entre gobierno y sociedad se disuelve en nada. La diatriba quejumbrosa sin propuesta es sencillamente ruido en el aire.

México tiene ventajas competitivas enormes por su biodiversidad tan generosa. Con entendimiento del tema y voluntad desapegada de la contaminación política se pueden crear círculos virtuosos que produzcan el agrado y la aceptación de la comunidad internacional.

Cuidar del medio ambiente debe estar codificado en la genética humana, así como también lo debe estar la generación de riqueza desde el entorno mediante un responsable actuar. En tal supuesto, cuando caliente el sol también lo hará para una mancillada economía en tiempo de adversidad.