Pemex en la identidad y seguridad nacionales

Ha llamado la atención la falta de referencia a dos temas que parecieran centrales en el recién iniciado debate en torno de las modificaciones legales para el mejor funcionamiento de la empresa paraestatal Petróleos Mexicanos.

Temas de referencia
Foto: Internet
Javier Oliva Posada
Columnas
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Ha llamado la atención la falta de referencia a dos temas que parecieran centrales en el recién iniciado debate en torno de las modificaciones legales para el mejor funcionamiento de la empresa paraestatal Petróleos Mexicanos: el primero es el que se refiere a las consecuencias que las nuevas condiciones de producción y comercialización generarán sobre la seguridad nacional del Estado mexicano; el segundo, el relativo a los efectos sobre las cotizaciones en los siempre nerviosos mercados internacionales de hidrocarburos.

Por la ley en la materia las empresas que extraen y comercializan petróleo en Estados Unidos tienen prohibido vender un solo galón de crudo al exterior. La razón es sencilla: por asuntos de seguridad nacional.

Si recordamos que en su último discurso a la nación el presidente Barack Obama adelantó que para 2020 su país será autosuficiente en producción de hidrocarburos, el escenario para el mercado mundial, y para México en particular, al menos, es de una notable incertidumbre respecto de qué país o países serán nuestros clientes para aquellos años.

En los trabajos legislativos previos a la presentación de la reforma energética del presidente Enrique Peña Nieto se difundieron los casos de Noruega, Brasil y Ecuador, entre otros. Pero lo cierto es que el enfoque predominante en dichas referencias era el del tratamiento de una empresa muy importante, pero en lo absoluto referida a su papel en materia de seguridad nacional.

Ahora bien, ¿por qué el petróleo es un tema de seguridad nacional? Desde luego que pueden adelantarse varias respuestas, pero la principal alude a la capacidad económica y, por tanto, de autofinanciamiento que un país puede tener a partir de su independencia en la producción y consumo de energéticos, en este caso gas y petróleo.

La precaria estabilidad en Asia central, los conflictos posbélicos en Irak y Afganistán, entre otras muchas partes del mundo, se deben a la propensión de gobiernos y empresas para tener acceso asegurado a gigantescos yacimientos de petróleo y gas, para con ello obtener fabulosas ganancias, pero sobre todo para estar en condiciones de imponer ciertas reglas a aquellos países que no tienen forma de hacerse llegar de manera propia los mencionados energéticos.

Consideraciones

México, por sus características geopolíticas, como en otros asuntos, tiene una posición privilegiada en cuanto al acceso al mercado estadunidense, al tiempo que dispone de un cuantioso potencial para ser explotado.

Una vez en condiciones de extraer el petróleo bajo las posibles nuevas reglas, el impacto sobre el mercado internacional será inmediato. Este segundo aspecto, también relacionado con la seguridad nacional, puede implicar una opción para financiar el desarrollo del país, pero sobre todo para procurar una mejor distribución de la renta. De allí que Petróleos Mexicanos sea una entidad que fundamenta la identidad nacional y cuya valoración no tiene que ver de forma exclusiva con el tema de si es una compañía rentable o no.

Sin embargo, falta el proceso legislativo para que el primer paso se dé por concluido. La condición básica de que Petróleos Mexicanos no se privatiza quedó a salvo y será necesario buscar otros argumentos para quienes desean oponerse de manera frontal a la propuesta de la Presidencia de la República.

Aunque, sin duda, hacen falta las consideraciones sobre los efectos a la seguridad nacional (en el texto) y a la identidad (en los debates), estas pueden ser incorporadas en el paso de los siguientes días. Esperemos que así sea.

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