El inicio de la canícula, por más que se asocie al calor y elevadas temperaturas, está lejos de representar un freno a las lluvias atípicas ligadas a los ciclones y huracanes: por el contrario, parece convertirse en la tormenta perfecta que puede tener complicaciones para el país.
Por un lado, si bien se alerta a la población sobre los denominados golpes de calor, hay que considerar que ante la presencia de lluvias y los cambios bruscos de temperatura se crea un ambiente propicio para el incremento de las enfermedades respiratorias, que dicho sea de paso afectan en mayor medida a infantes y adultos mayores.
Pero también tiene implicaciones en la producción del campo y, por supuesto, en la crianza de ganado de todo tipo. Incluso se considera que afecta la producción de productos básicos, como el huevo y la leche.
De ahí que las instancias de protección civil deben alertar a la población sobre la necesidad de extremar precauciones, sobre todo a partir de que se trata de un fenómeno cíclico, que año con año puede aumentar.
Como sociedad no podemos perder de vista los escenarios que se presentan en países como España, por lo que es necesario fomentar la cultura del autocuidado y la prevención.
Pero en principio hay que informarse de manera amplia sobre la canícula. Lo elemental indica que como fenómeno astronómico tiene una antigüedad que de acuerdo a los especialistas data de más de cinco mil años.
En la esfera de la astrología se refería al momento en que la estrella Sirio, de la constelación Can Mayor, aparecía al amanecer, marcando el inicio del verano.
Sin embargo, en la actualidad canícula es sinónimo de calor intenso durante un periodo de 40 días que varía, pero generalmente inicia casi a la par del verano.
Los meteorólogos lo denominan como sequía de medio verano, que ocurre generalmente entre julio y agosto.
Entre sus causas se encuentran temperaturas del Océano Pacífico nororiental; radiación solar intensa; circulación de vientos entre el Caribe y el Pacífico, lo que provoca un aumento de 3 a 5° C en la temperatura.
Por otra parte, hay que considerar que por su diversidad de climas no en todo el territorio nacional se aprecia la canícula con la misma intensidad, además de que su tiempo de duración también puede variar.
Estimaciones para 2025
Los pronósticos de los especialistas anticipan que este año entre los estados más afectados se encuentran Coahuila, Nuevo León y San Luis Potosí en el norte; Oaxaca, Guerrero y Chiapas en el Pacífico Sur; Tamaulipas y Veracruz en la Costa del Golfo; y Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán en el sureste.
Las temperaturas podrían superar los 44 grados Celsius, agravadas por altos índices de humedad que intensifican la sensación térmica.
Además, se advierte que factores como El Niño-Oscilación del Sur (ENSO), que altera las temperaturas del Océano Pacífico tropical, y el calentamiento global, que sigue intensificando las olas de calor, podrían tener un reflejo en el comportamiento de la canícula.
Por lo que hace a las personas y los animales de compañía, entre los efectos más comunes se encuentran los golpes de calor, la deshidratación y un incremento en enfermedades gastrointestinales.
Independientemente de si un estado tiene playa o registra lluvias, la canícula podría causar incomodidad con bochornos, afectaciones en la presión arterial e incluso episodios de migraña.
Asimismo, hay que considerar que el calor extremo afecta a los animales de crianza y puede provocar pérdidas en las cosechas.
En resumen, la canícula es un fenómeno climático con varias vertientes y consecuencias para la sociedad, que se pueden agravar en el marco del cambio climático, por lo que no se trata de un tema coloquial asociado con costumbres o creencias, sino de un periodo de tiempo que pone a prueba cada vez con mayor intensidad la capacidad de resiliencia de la población.