EL FUTBOL SALVAJE

Ignacio Anaya
Columnas
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La historia del deporte, a veces tan intrigante como complicada de desentrañar, es un tema que desde siempre ha ganado interés por parte de varios historiadores y otras disciplinas. Un ejemplo de ello es el futbol, un juego de fascinación universal que traspasa las fronteras, convirtiéndose en uno de los fenómenos globales más importantes de la actualidad. No obstante, también ofrece la oportunidad de conocer las connotaciones que puede tener una palabra a lo largo del tiempo.

Las implicaciones y significados de la palabra “futbol” hace más de cinco siglos no eran los mismos que ahora. Ante las pocas descripciones en fuentes y valiéndose de un número limitado de ellas varios historiadores del deporte sostienen que lo que en aquel tiempo se conocía como futbol muy probablemente era algo diferente al juego de pelota actual.

Hay diversas connotaciones sobre esta actividad, ya sea para resolver un conflicto entre comunidades o simplemente para matar el ocio. Tal vez lo único en común con la versión del presente sea el uso de un balón.

El sociólogo Norbert Elias recuperó algunas de las primeras fuentes que mencionan la palabra “futbol” en la Inglaterra medieval. Estas aparecen citadas en su obra Deporte y ocio (1986), escrita junto con su colega Eric Dunning.

Resulta interesante, entonces, que las referencias se hagan al ahora popular deporte con el objetivo de prohibirlo entonces, como lo muestra una proclama hecha por el rey Eduardo II en 1314 y publicada por el lord alcalde: “Proclamación decretada para la Preservación de la Paz (…) Dado que el rey nuestro señor parte a tierras de Escocia, a la guerra contra sus enemigos, y nos ha ordenado de manera especial mantener estrictamente su paz (…) y dado que se producen grandes alborotos en la ciudad debido a ciertos tumultos ocasionados por los numerosos partidos de futbol en los campos públicos, de los cuales muchos pueden surgir —Dios no lo permita—, ordenamos y prohibimos en nombre del rey, bajo la pena de encarcelamiento, que tal juego sea practicado de aquí en adelante dentro de la ciudad”.

Narrativa

Es peculiar, e incluso irónico, que este ejemplo de las primeras referencias al futbol no sea una celebración de su práctica, más bien lo contrario. Estas menciones tienen un carácter prohibicionista, como se evidencia en la proclamación del monarca. Se revela, entonces, una tensión fascinante entre el deseo de preservar la paz social y las prácticas de las poblaciones.

Asimismo, se evidencian las diversas maneras en las que las élites veían una práctica popular a la que le asignaron categorías peyorativas, aunque no infundadas, ya que era una época y sociedad donde los actos de violencia parecían estar dentro del mundo cotidiano. Al final esta prohibición resultó en vano, no tanto por la omnipresencia global que alcanzó el futbol, sino por la constante presencia a través de los siglos de prohibiciones y castigos contra la mencionada actividad, hasta que llegó a adquirir su significado actual. Un interesante ejemplo sobre cómo las sociedades y sus normas cambian con el tiempo.

La historia del futbol no es simplemente un relato de goles y gloria: es también el cambio de significado de una palabra conforme avanzaba el tiempo. Es la narrativa de un término con sus orígenes en prohibición y persistencia.

Y este tapiz histórico, extraído de documentos medievales, demuestra que incluso las prácticas más populares y amadas pueden tener inicios diferentes, conflictivos y complicados.