Desde hace más de seis años se comenzó a hablar del litio como el nuevo oro blanco al tratarse de un mineral altamente apreciado en el plano global, que entre otros elementos se utiliza en la elaboración de las baterías para los autos eléctricos.
Una riqueza que se encuentra en el subsuelo y en torno de la cual se realizaron modificaciones para garantizar que se considere como patrimonio nacional, propiedad de México y, por supuesto, de los mexicanos.
Incluso se creó Litio para México (LitioMx), un organismo público descentralizado de la Administración Pública Federal, cuyo objetivo es realizar la exploración, explotación, beneficio y aprovechamiento del litio ubicado en territorio nacional, así como la administración y control de las cadenas de valor económico de ese mineral. En consecuencia, la extracción, procesamiento y comercialización del litio solo estará a cargo de LitioMx.
El panorama es amplio y todo indica que, así como en su momento el petróleo representó para el país una importante fuente de ingresos, el litio podría asumir un rol similar en el corto y mediano plazo.
Pero es obvio que se requiere de una inversión considerable, no solo para la exploración de yacimientos, sino primordialmente para su extracción y procesamiento.
Patrimonio nacional
En 2018, a través de la Secretaría de Economía, se elaboró un documento sobre el perfil del mercado del litio en el que se indicaba que en ese momento el país no contaba con ningún yacimiento de litio en explotación; sin embargo, en los estados de Baja California, San Luis Potosí, Zacatecas y Sonora se encontraban en etapa de exploración tres yacimientos.
Por lo que hace al uso de ese mineral, se indicó que “el principal uso del litio en México y en el mundo es en la manufactura de baterías, con 39%; cerámica y vidrio, 30%; grasas lubricantes, 8%; polvos fundentes de fundición en continuo y producción de polímeros, 5%; tratamiento del aire, 3%; y otros usos, 10 por ciento”.
De hecho, en febrero de 2023 se firmó un decreto para nacionalizar el litio en México. En ese contexto, se estableció que el litio es propiedad de la nación para su exploración y explotación responsable, dado el alto valor que tiene en el mercado como recurso fundamental en diferentes productos tecnológicos.
De acuerdo con Rigoberto García Ochoa, investigador de El Colegio de la Frontera Norte en la Unidad Nogales, en ese año no se tenía conocimiento sobre la cantidad exacta del mineral que hay en México.
Precisó que en el país el litio se encuentra en arcilla, para lo que se requiere una tecnología diferente para extraerlo, por lo que sugirió que lo conveniente sería establecer una sociedad entre gobierno e iniciativa privada para la explotación del litio.
El 5 de febrero de 2024 el Ejecutivo federal presentó una iniciativa de reforma al artículo 27 de la Constitución en la que se estableció que no se otorgarían concesiones de litio. “El litio y el servicio de internet que provea el Estado son áreas estratégicas; por tanto, no constituirán monopolios las funciones que el Estado realice en ellas”.
Víctor Rodríguez, director general de Pemex, apuntó en la presentación del Plan Nacional de Hidrocarburos 2024-2030 que se desarrollarán proyectos mixtos con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) bajo propiedad social y privada en materia de litio.
En resumen, el litio es de los mexicanos y forma parte de un patrimonio nacional a la espera de ser explotado, pero lo evidente es que es necesario un diagnóstico claro sobre la ubicación de yacimientos y a partir de ello la elaboración de proyectos concretos, que requieren de inversión que todo indica tendrá que concretarse como parte de una acción que debería ser considerada como prioritaria.