UNA HISTORIA DE NAVIDAD Y FANTASMAS

“La importancia de la caridad y la compasión”.

Ignacio Anaya
Columnas
Navidad

Para el público en general, la película El extraño mundo de Jack (1993) destaca por su originalidad de combinar dos importantes celebraciones que proliferan en occidente: la Navidad y Halloween. Aunque para muchos estas dos fechas tienen poco en común, lo cierto es que los fantasmas y espectros fueron por un tiempo temas que siempre aparecieron en todas las navidades, al menos hasta finales del siglo XX.

Para empezar, no está de más recordar un fragmento de la famosa canción navideña It’s the Most Wonderful Time of the Year, escrita por Edward Pola y George Wyle en 1963: “Habrá fiestas para celebrar. Malvaviscos para asar. Y villancicos cantando en la nieve. Habrá historias escalofriantes de fantasmas…”

¿Todavía sigue esa tradición de narrar cuentos de terror en Navidad? Probablemente. Es raro quien se detenga a reflexionar y preguntarse: ¿por qué la letra de dicha melodía menciona historias de fantasmas?

Al irse más atrás uno se encuentra con la icónica novela Cuento de Navidad del escritor británico Charles Dickens, publicada en 1843. Tal historia tiene un sinfín de adaptaciones en películas y series de televisión. Ya varios conocen la trama: un señor egoísta es visitado por diferentes espíritus en Navidad que lo llevan a convertirse en una mejor persona. La combinación entre la fecha navideña y los fantasmas, o el más allá, pareciera tener una relación estrecha, a pesar de lo que uno podría pensar.

Es relevante destacar que en estas narraciones los fantasmas no eran meramente entes de terror, sino que también cumplían un papel moralizador. Servían como recordatorios de la mortalidad, la importancia de la caridad y la compasión, valores profundamente arraigados en el espíritu de la Navidad.

Vínculo

En México el escritor Luis G. Iza publicaba el 24 de diciembre de 1894 una pequeña historia sobre la Nochebuena en el periódico La Patria Ilustrada. El literato mencionaba que a cierta hora ocurría lo que él llamaba la tregua de Dios: “Las almas penitentes se aprovechan de esa tregua y vuelven al mundo en demanda de oraciones; la noche en que los seres que amaron en vida celebran el nacimiento de Jesús”. Este concepto ilumina la visión del más allá en la cultura mexicana, además de subrayar la importancia de la memoria de los antepasados.

El vínculo entre lo sobrenatural y la Navidad, aunque no tan evidente hoy en día, tiene raíces profundas en las tradiciones. Esta tendencia, aún presente en nuestras reuniones familiares, se ve como una forma de enfrentar y procesar colectivamente los miedos y preocupaciones.

Las largas noches de invierno, las temperaturas frías, la naturaleza aparentemente muerta y la convivencia con personas cercanas crean un escenario propicio para reflexionar sobre la mortalidad y lo desconocido.

Así, estas historias siguen siendo un medio para explorar estos temores de una manera segura y comunitaria. Nos recuerdan cómo las celebraciones pueden ser un reflejo de aspectos más profundos y, a veces, oscuros de la cotidianidad.

En última instancia, estas narrativas muestran otra forma, particularmente interesante, de convivir en la Navidad.