El país de la contradicción

Escribir unas líneas sobre lo festivo y pintoresco que resulta el mundo cultural de Brasil es difícil luego de una tragedia.  

Incendio en discoteca brasileña cobró la vida de más de 200 estudiantes
Foto: Internet
Pablo Reyes
Columnas
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Escribir unas líneas sobre lo festivo y pintoresco que resulta el mundo cultural de Brasil es difícil, luego de una tragedia como la que ha azorado esta semana al pueblo brasileiro. El asunto ocurrido la madrugada del domingo en la ciudad de Santa María, en Río Grande del Sur, ha dejado en shock a toda la nación sudamericana.

Aún así, este reportero se dispone a plasmar palabras positivas, sobre el universo musical del Brasil. Vamos lá!

Samba fina: escena paulista

La música es un fenómeno redondo en Brasil, casi tanto como los balones de futbol que ruedan a orillas de las playas de este país que pareciera más un continente en sí mismo, a veces aislado del resto de América Latina por la diferencia en el idioma.

A varias décadas ya de haber ingresado en el gusto mundial, la escena musical brasileña pareciera no tener límites y demuestra que se sigue nutriendo de otras muchas expresiones globales. El punto esencial radica, según el hombre que se encuentra detrás de estas teclas, en la íntima relación que tienen los brasileños con sus raíces musicales y el gran respeto por su tradición, su folclor, que toman como estandarte para después innovar.

Luego de asimilar con profundidad las expresiones musicales de antaño, algunas que incluso datan de los tiempos de la conquista portuguesa, el brasileño de 2013 experimenta día con día nuevas posibilidades para enriquecer su música.

En Sao Paulo, que bien podría ser la capital, al ser una orbe de dimensiones monstruosas (hoy en día, la más poblada del mundo), se gesta una escena de altísimo nivel que combina a músicos eruditos (clásicos) con jazzistas, músicos populares, cantautores, de estudio profesional o autodidactas, y cualquier individuo que sepa tocar un instrumento con certeza y virtud.

De esta manera, en los clubes de samba y choro conviven a plenitud los músicos de la vieja guardia y los más jóvenes talentos, cimentando así las bases de la nueva música popular brasileira.

En el barrio Vila Madalena, el distrito bohemio por llamarle de alguna forma, se puede ser testigo noche a noche de las calurosas danzas a ritmo de samba, con agrupaciones que combinan percusionistas hechos en la calle, guitarristas de jazz, cantantes de música popular e instrumentos de aliento que son parte de las orquestas sinfónicas, pero que no le temen a las más intrincadas melodías provenientes de la tradición fundada por Pixinguinha, reconocido saxofonista y flautista de principios del siglo XX, y el también llamado inventor del choro moderno, que resultaría en samba tiempo después.

Nadie le teme a nadie. La camaradería pareciera brotar de las sudorosas pieles, que despiden síncopa y gozo. A veces, los DJ aparecen en las jam sessions (palomazos, les decimos en México), para adherir el elemento tecnológico, que no sería nada sin la portentosa cadencia, los ritmos sólidos de una nación mestiza que lleva en la sangre la nostalgia lusa y el compás africano, entre otras muchas razas misturadas.

En la próxima entrega, más sobre el tema.

Contradicción

De acuerdo con algunos testigos, el fuego comenzó hacia las 02:30 hora local, cuando el cantante de la banda que se presentaba en la discoteca Kiss en Santa María, Río Grande del Sur, usó una luz de bengala para ofrecer un espectáculo pirotécnico y las chispas alcanzaron la espuma utilizada como aislante acústico en el techo del establecimiento.Las llamas provocaron pánico entre las más de mil personas que estaban en la discoteca, quienes corrieron hacia las puertas de salida, donde algunas murieron asfixiadas, y otras pisoteadas.

La dificultad en la evacuación causó varias muertes por asfixia. Se dice que el guardia de seguridad no permitía salir a los muchos estudiantes de diferentes cursos de la Universidad Federal de Santa María, al no demostrar el haber pagado la cuenta…

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