La maldición del 2 por ciento

La caída de los precios del petróleo ha sido el principal problema económico del país en este 2015.

Refinería de Pemex
Foto: Roy Luck/Creative Commons
Sergio Sarmiento
Columnas
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Decía Ambrose Bierce que un año es un periodo en el que transcurren 365 desilusiones. Quizá la definición no sea correcta para todos los años, pero me parece que lo es para este 2015 que termina: por lo menos para la economía de los mexicanos ha sido un año decepcionante.

En sus Criterios Generales de Política Económica 2015 la Secretaría de Hacienda predijo una expansión de 3.7%. Se pensaba que las reformas estructurales, y la recuperación del golpe por el aumento de impuestos de 2015, permitirían este crecimiento. Era una cifra lejana todavía a ese 6% que el presidente Enrique Peña Nieto prometió en su campaña, pero habría significado ya un rompimiento de ese promedio de 2% al año que se ha convertido en una maldición para la economía mexicana.

Sin embargo, al igual que las previsiones de los dos años anteriores, las de 2015 resultaron fallidas: todavía no hay cifras definitivas sobre el crecimiento de este año, pero se calcula que podría estar alrededor de 2.5%. De hecho, la expansión promedio en los tres primeros años de gobierno ha sido de 2% anual. Seguimos sometidos a la maldición del 2 por ciento.

Este año el problema ya no provino del mercado interno como en el pasado. Si bien el impacto negativo del aumento de impuestos de 2014 fue enorme en la economía nacional, y una de las principales razones del poco crecimiento, 2.1%, de 2014, para 2015 este impacto negativo había sido absorbido por los consumidores mexicanos. En la segunda mitad de este año, de hecho, los indicadores de consumo interno de la economía nacional, entre ellos las ventas de la ANTAD (Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales) fueron bastante saludables.

El sector externo de la economía, el mismo que ha servido de motor para la economía nacional desde hace años, es el que hoy se ha transformado en lastre. La caída de los precios del petróleo ha sido el principal problema económico del país en este 2015. Este desplome ha tenido consecuencias negativas importantes en las exportaciones. Pero el resto de las ventas al exterior han sufrido también.

Perspectiva

En enero-octubre 2015 las exportaciones totales tuvieron una baja de 3.6% respecto del año anterior. Las petroleras sufrieron un verdadero desplome, de 44.1%, pero las no petroleras apenas pudieron subir 1.5%. México, de hecho, ha dejado ya de ser un exportador neto de productos del petróleo. En los diez primeros meses de 2015 las exportaciones petroleras fueron de 20 mil 649.1 millones de dólares, mientras que las importaciones ascendieron a 28 mil 297.7 millones. En otras palabras, importamos siete mil 648.6 millones de dólares más en productos petroleros de lo que exportamos.

La falta de dinamismo del sector exportador ha sido el factor fundamental en el decepcionante desempeño de la economía nacional. Lo peor de todo es que a fines de este año los precios del petróleo han caído incluso más bajo que los promedios del año. Es una mala perspectiva para el año que va a empezar.

Dentro de la decepción de 2015, sin embargo, el punto positivo es el consumo interno. Esto es positivo. Pero si continúa la debilidad del sector externo, será difícil que se mantenga una recuperación saludable del consumo interno.

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