Solo la Supercopa y el liderato en LaLiga han mantenido vivo al Barcelona esta temporada: el triunfo ante el Real Madrid en la primera edición del clásico este año lo obtuvo de manera fortuita con un autogol de Éder Militão.
La victoria, además, apareció en medio del escándalo que rodea al club y ha puesto en tela de juicio la reputación de uno de los equipos más queridos en todo el mundo debido a que en los últimos días dio pie a una denuncia formal por corrupción.
Irregularidades
Hace apenas unas semanas, como resultado de una investigación fiscal a una empresa de José María Enríquez Negreira, exdirigente del Comité Técnico de Árbitros (CTA) de la Real Federación de Futbol de España, se dio a conocer que el Barça le pagó casi siete millones de dólares de 2001 a 2018.
Lo anterior se suma a una acusación previa en la que se indicó que entre 2016 y 2018 el club catalán pagó alrededor de un millón 400 mil euros a la misma empresa.
Dada la opacidad de los pagos y que se desconoce el destino final de aquellos montos, muchos consideran que durante ese periodo el Barcelona buscó ser favorecido por los árbitros.
El escándalo implica a varios directivos, como Joan Gaspart, Josep Bartomeu y Joan Laporta, quien funge como actual presidente.
Gaspart, quien presidió el club entre 2000 y 2003, negó haber tenido conocimiento de los pagos, mientras que por separado
Bartomeu señaló que puso fin al contrato con dicha empresa para reducir costos y que, contrario a lo que se cree, nunca pagaron para obtener beneficios en el campo de juego.
“Parece que con este servicio estuviéramos pidiendo más penaltis a favor o que quisiéramos condicionar las decisiones de los árbitros. Y no es así”, comentó Bartomeu. “Negreira tenía cero poder entre los árbitros”, argumentó.
Además, el Barça negó cualquier tipo de delito y en un informe oficial señaló que los pagos fueron para “informes técnicos relacionados con el arbitraje profesional” e “informes técnicos referidos a jugadores de categorías inferiores del Estado español”.
Días después del informe Enríquez Negreira comentó que nunca favoreció al club catalán y que su trabajo consistió en asesorarlo para mejorar el comportamiento de los jugadores con ciertos árbitros.
Más aún, el CTA puntualizó que Enríquez dejó de participar en el organismo luego del cambio de administración en 2018.
A pesar de lo anterior, el martes 7 se anunció que la Fiscalía Española demandará al club por corrupción en los negocios, luego de continuar investigando a ambas organizaciones junto con Hacienda. La averiguación se enfocó en las grandes cantidades de dinero que Enríquez retiraba de los bancos sin constatar, por ejemplo, que su patrimonio inmobiliario hubiese aumentado.
Si bien el club catalán será denunciado como persona jurídica, la querella también incluye a personas físicas como el propio Enríquez Negreira, Josep Bartomeu y los miembros de su equipo directivo, entre ellos Óscar Grau y Albert Soler.
A todos se les acusará de corrupción y administración desleal por presuntamente usar de manera ilegítima el dinero de los socios comerciales. El resto de los presidentes no afrontará ningún problema jurídico.
La pena que podrían enfrentar los implicados es de seis meses a cuatro años de prisión, además de que deberán pagar una cuantiosa multa.
Cabe recordar que en 2016 el FC Barcelona ya había sido condenado como persona jurídica cuando se demostró que cometió delitos fiscales en el fichaje de Neymar Jr. En aquella ocasión tuvo que pagar una multa superior a los cinco millones de euros.
Sanciones y reconstrucción
El presidente de LaLiga, Javier Tebas, refirió en un principio que el Barça no afrontaría ningún tipo de sanción disciplinaria, como quitar puntos o un descenso, puesto que los pagos se realizaron por última vez en 2018.
“Han pasado cinco años y este tipo de sanciones prescriben a los tres años de que se hayan producido”, indicó.
Señaló que el escándalo daña la reputación del futbol español y que en caso de no esclarecer los pagos Joan Laporta debería dimitir como presidente del club: “Una cosa es trabajar con exárbitros y otra con el CTA. Tendrán que ver por qué hizo eso”.

Más aún, según indicó la intención de comprar un partido, de cambiar un resultado o de influir en la designación de un árbitro puede ser considerada un delito. No obstante, luego del anuncio de la querella por parte de la fiscalía apuntó que presentarían una acusación particular. “Se cumple lo que parecía que iba a pasar desde el primer minuto”, agregó.
Por su parte, la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) y la Unión de Federaciones Europeas de Futbol (UEFA) sí prevén sanciones disciplinarias para este tipo de prácticas, aunque después de la denuncia fiscal no han emitido comentarios.
El actual presidente del Barcelona, Joan Laporta, se mantiene firme y defiende al club a pesar de que la propia fiscalía solicitó que participe en el caso como testigo. “Que quede claro: el Barcelona nunca compró árbitros ni ha tenido la intención de hacerlo. Rotundamente nunca”, insiste.
Además, asevera que las acusaciones surgen precisamente en un momento de esplendor para el club en su temporada, luego de que durante un par de años el equipo ha tenido que reestructurarse debido a su crisis económica: hace unos meses tenía una deuda de más de mil millones de dólares.
Laporta consiguió vender activos, como derechos televisivos a futuro, con lo que pudo fichar a jugadores como el polaco Robert Lewandowski. A pesar de ello, el club no ha conseguido dar grandes resultados en la temporada. Y aunque se coronaron campeones en la Supercopa de España, el mes pasado fueron eliminados de la Europa League, a la que llegaron luego de no pasar de la fase de grupos de la Champions.
Actualmente solo les queda el liderato de LaLiga y la Copa del Rey para demostrar su valor futbolístico.
Todo dentro del vaivén mediático que provoca el llamado “caso Negreira”.