De paseo: disfruta de los sabores de la gastronomía mexicana

Paradores comerciales y mercados donde se vende todo lo necesario para platillos y participar en un tour gastronómico. 

Tour gastronómico
Foto: NTX
Yolanda Trejo
Política
Compartir

Cuando seleccionamos un destino turístico tomamos en cuenta diversos factores: distancia, infraestructura, calidad de los servicios, seguridad y sitios de interés, por ejemplo.

Dependiendo de la temporada del año, podemos disfrutar de determinadas actividades y atractivos turísticos.

El último bimestre del año resulta muy adecuado para conocer las tradiciones mexicanas y disfrutar de la comida típica.

México cuenta con numerosos paradores comerciales y mercados populares (los tianguis y los mercados establecidos) donde se vende todo lo necesario para elaborar suculentos platillos y participar en un tour gastronómico. Otros recorridos incluyen la charla y demostración de un chef prestigiado que comparte sus secretos y conocimientos sobre los platillos regionales.

El pueblo de Malinalco (en el Estado de México) y la ciudad de Puebla han logrado resultados interesantes al respecto. El primero ha diseñado recorridos esporádicos donde los turistas (especialmente nacionales) se dirigen al mercado para adquirir lo necesario y elaborar un platillo típico, bajo la atinada dirección de cocineras locales. En la ciudad de Puebla se organizan recorridos —en la temporada de lluvias— que incluyen la visita a algún restaurante típico donde hay una plática y demostración a cargo de un chef prestigiado, experto en la preparación de chiles en nogada.

Los paradores comerciales, ubicados en los cruces y en los caminos carreteros, invitan a hacer un alto en el trayecto para disfrutar del paisaje rural y tomar un tentempié. Ingerir alimentos ligeros permite recuperar energías, especialmente cuando las distancias son muy largas. En el caso de los viajeros que van a hacer largas caminatas o ascenso a montañas se sugiere un desayuno ligero.

Los tianguis resultan muy atractivos, ya que son ricos en colorido y tienen una amplia variedad de productos: desde animales exóticos hasta verduras y frutas frescas, además de un área destinada a los antojitos mexicanos. Por lo general se instalan un día fijo de la semana, aunque en algunos casos pueden estar activos varios días. Su organización conserva rasgos que provienen del México prehispánico.

Encontrará todo tipo de productos, especialmente antojitos: atole y tamales, sopes y quesadillas de papa y queso, sin faltar las de huitlacoche y flor de calabaza. En la temporada de lluvias se preparan elotes y numerosos quelites. En la época de frío, el organismo debe protegerse de las enfermedades de vías respiratorias y consumir mayor cantidad de frutas de temporada, especialmente cítricos: naranjas, mandarinas, uvas y guayabas.

Los mercados fijos incrementan su actividad durante las fiestas y celebraciones religiosas de noviembre y diciembre. Se adornan con papeles de china de variados colores y calados con diferentes motivos. Se venden frutas en almíbar (higos, tejocotes, peras), golosinas y chocolates, sin faltar las calaveritas de azúcar.

Después de las fiestas dedicadas a los difuntos los artesanos aceleran su actividad y realizan piñatas de siete picos y artículos que son propios de las fiestas decembrinas. La gastronomía centra su atención en los platillos típicos.

commex04.jpg

Para el almuerzo

En los días fríos o templados nada mejor que beber un atole (champurrado, de fresa, guayaba o de arroz con leche), tamales de rajas, de mole o de dulce, o un café de grano molido, preparado en olla de barro, acompañado de un pan de dulce.

Para un buen almuerzo: menudo de res, enchiladas verdes, caldo tlalpeño, tacos de cecina o de barbacoa.

Cerca de la Ciudad de México algunos mercados y paradores comerciales han ganado fama por el sabor de los alimentos: Tepotzotlán, en el Edomex; el Parador Río Frío, en la carretera México-Puebla; el de la carretera México-Cuernavaca cerca del Parque Nacional de la Marquesa, y Tizayuca, en Hidalgo, por mencionar algunos.

En Veracruz se preparan diversos platillos a base de pescados y mariscos. En el pueblo de Coatepec se percibe el aroma del café de altura que se cultiva en las haciendas cafetaleras, y en Papantla se organizan recorridos a los plantíos de vainilla. Por su parte, Tabasco promueve de manera especial la ruta del cacao.

En la ciudad de Oaxaca el mercado resulta un sitio interesante donde confluyen personas de los diferentes pueblos originarios. Desde muy temprano se ofrece algún alimento típico: chocolate espeso con agua, quesillo, tasajo o mole.

En Chiapas los mercados son ricos en colorido debido al trabajo artesanal que realizan las mujeres de las comunidades originarias, especialmente las que tejen en telar de cintura.

En recorridos de tipo arqueológico, en la zona chiapaneca de Palenque las actividades inician muy temprano para evitar el calor sofocante del mediodía. En el trayecto hay paradores —ubicados estratégicamente— para que los viajeros disfruten de un almuerzo que incluye algún guisado, frijoles y tortillas hechas a mano, café y pan.

En el barrio de Coyoacán y en el de Xochimilco los mercados atraen la atención tanto de los habitantes como del turismo nacional y extranjero. Flores, cazuelas y alimentos frescos son algunos de sus atractivos.

En el centro de la Ciudad de México el mercado de San Juan es el consentido de las cocineras, puesto que ahí encuentran alimentos frescos, aves y animales que les permiten preparar platillos sofisticados, como pato en pipián, cuya receta se remonta al periodo novohispano.

commex03.JPG

Comidas festivas

Las fiestas y las ferias regionales y locales dan lugar a la preparación de platillos típicos con granos de maíz, diferentes tipos de carne, pescado y mariscos. Asimismo, hay eventos que se organizan en torno de ciertos productos importantes para la economía local e incluso nacional: fresa, tuna nopal, amaranto y mole.

También hay actividades especiales y recorridos que ponderan la historia y el proceso de elaboración de ciertas bebidas: pulque, tequila, sidra y vino. Se organizan paseos interesantes por los campos de cultivo, fábricas y comunidades, así como catas y degustaciones.

Este tipo de eventos ha llevado a los expertos a diseñar recorridos turísticos que ponderan un producto alimenticio o bebida tradicional e incluyen sitios de interés: edificios históricos, campos de cultivo, viejas haciendas, talleres artesanales… Tienen un formato flexible que facilita la convivencia e interacción de los viajeros.

En el caso de la región del Bajío destaca el proyecto de cocineras tradicionales que preparan alimentos típicos para los turistas que visitan las zonas arqueológicas de Guanajuato. El binomio arqueología-gastronomía resulta muy interesante y permite conocer diferentes aspectos del patrimonio local.

comex01.jpg

Platillos de temporada

Jesús Flores y Escalante ofrece en su libro Breve historia de la comida mexicana un estudio ameno donde recupera recetas antiguas y las ubica en su contexto histórico. Transita de los alimentos típicos del México prehispánico a las preferencias culinarias del siglo XXI. Incluye un glosario de términos, ilustraciones y dichos y refranes de diferentes épocas: A falta de pan tortillas; Al caramelo y al asunto, darles su punto; Tiene gusto y paladar de arriero; De tanto mirar la miel, se rompe la hiel, entre otros.

Por su parte, Sebastián Verti, autor del libro Tradiciones mexicanas, muestra la riqueza de México durante todo el año y ofrece platillos de temporada. Para el mes de noviembre: pan de muerto y calabaza en tacha, Para las fiestas decembrinas: buñuelos, capirotada, rompope, ponche de granada y guajolote pibil.

commex05.JPG

Algo más

Desde el punto de vista histórico la comida ofrece información muy valiosa sobre los productos que México aportó al mundo y los que llegaron de Europa con los conquistadores y evangelizadores. El mestizaje cultural se reflejó en las cocinas novohispanas y quedó plasmado en los recetarios antiguos, que hoy son objeto de análisis de los historiadores y especialistas en la materia. Algunos conventos de monjas, especialmente en la ciudad de Puebla, conservan sus cocinas decoradas con mosaicos de talavera. La antigua hacienda de Chautla ofrece un ejemplo típico de cocina poblana.

Varios museos de la Ciudad de México organizan charlas históricas y degustaciones nocturnas donde la velada gira en torno de un personaje histórico y las costumbres culinarias.

La comida mexicana contribuye, también, a crear lazos de identidad y está reconocida entre las mejores del mundo. Buen provecho.

commex02.jpg

×