Piezas de los principales exponentes de la pintura flamenca visitan el Museo de San Carlos: a partir del próximo 30 de octubre la muestra De Rubens a Van Dyck dará santo y seña del periodo que abarcó del siglo XVI al XVIII.
Conformada por 50 obras, entre óleos y grabados, el recorrido supone una oportunidad única para conocer una escuela definida por su inclinación por los detalles, la presencia gótica y religiosa.
Peter Paul Rubens, Anton van Dyck, Martin de Vos, Víctor Wolfvoet, Jan de Beer, Joost de Momper el Joven y Jan Brueghel el Viejo son algunos de los artistas convocados.
Carmen Gaitán, directora del Museo de San Carlos, explica a Vértigo que la muestra es todo un suceso porque es la primera ocasión en que varios de los lienzos incluidos visitan nuestro país.
La iniciativa del montaje surgió de la colección Gerstenmaier, dueña de las obras, y plantea la estrecha relación que hubo entre los artistas flamencos y los españoles, especialmente con la región de Castilla.
Para la titular del recinto representa un honor que una instancia privada se acerque al espacio para ofrecer su acervo de manera temporal. “El interés nació de ellos, lo que demuestra el nivel alcanzado por el Museo de San Carlos”, afirma.
Se incluyen trabajos realizados entre fines del siglo XV y principios del XVIII, con temáticas que incluyen pinturas religiosas, retratos, bodegones, obras mitológicas y naturalezas muertas.
Yazmín Mondragón, curadora de la muestra, expone al semanario que el objetivo es adentrar al espectador a un periodo decisivo del arte europeo. “Es cuando los antiguos Países Bajos se dividen. Holanda queda como protestante y Flandes, junto con la Corona Borgoña, se mantiene cristiana”.
La división social determinó el sentido del arte en cada región. Mientras los protestantes se decantaron por el retrato, las naturalezas muertas y los bodegones, siempre dentro de una cruzada naturalista, la tradición cristiana se ocupó de plasmar la naturaleza con elementos divinos.

Naturalismo y religión
Entre las obras de carácter religioso es evidente que la fuente de inspiración fue la fe cristiana, como en los casos de la Virgen de Cumberland, de Rubens; el Tríptico de la adoración de los Reyes Magos, del Círculo del Maestro de la Adoración Von Groote; La adoración de los pastores, de Martin de Vos, y Guirnalda de flores con la virgen y el niño, de Adries Danielsz.
El retrato, en tanto, adquiere relevancia porque entonces se consideraba al ser humano como centro del Universo. Estas pinturas se asocian a determinados estatus sociales y están reservadas a ciertas clases. En este rubro se encuentran los retratos de Felipe IV e Isabel de Borbón, de Rubens; así como Jan Karel de Cordes y Jacoba van Caestre, de Van Dyck.
Yazmín Mondragón destaca el trabajo de artistas como Rubens y Van Dyck, en cuya evolución estética dejó de ser prioritaria la religión para dar paso a una novedosa forma de interpretar el arte.
Añade la curadora que será a partir del siglo XV cuando el paisaje adquiera identidad propia y los artistas otorguen importancia a la representación de la naturaleza trabajando con minuciosidad cada uno de los detalles. Resulta ejemplar en este sentido La virgen de la leche, “en donde los personajes se encuentran en medio de una naturaleza exultante”.
Otro tópico es la mitología, “debido a que los artistas encuentran en la antigüedad una serie de valores que no existen en el Medievo” y toman como fuentes textos clásicos de Homero, Horacio, Séneca y, principalmente, de La metamorfosis, de Ovidio. En este apartado se encuentra la serie de Hendrick Goltzius (Las tres gracias) o la alegoría de Los cuatro elementos.
A través de los bodegones se percibe el manejo de los artistas en la composición de los objetos, el juego con la luz y el claroscuro, la perfecta imitación de la naturaleza y la realidad, el estudio de la materia y el alarde técnico.
Finalmente, en las composiciones florales los pintores flamencos demostraron sin reservas su maestría: las guirnaldas y cestos sobresalen por su belleza, por la composición y por los tonos vibrantes empleados, como puede observarse en Jarrón de jardín con flores, de Gaspar Pedro Verbruggen II.
A decir de Yazmín Rodríguez, en el caso de la escuela flamenca no se puede hablar de una decadencia sino de una transmutación. “En Europa los artistas están en constante movimiento. Si bien surgió en el norte del continente, lo recorrió prácticamente todo el continente. Llegó a España, Italia y marcó procesos que los artistas posteriores retomaron y perfeccionan, como son el color, la forma y composición”.
De Rubens a Van Dyck, dice finalmente Carmen Gaitán, “es una exposición internacional que pretende facilitar al gran público el conocimiento de obras de interés universal, así como fomentar la sensibilidad artística y conservar una parte del patrimonio artístico europeo”.

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